En un acto que puede parecer cómodo pero que es extremadamente peligroso, algunos copilotos asumen una postura que no solo podría generar multas, sino que también podría resultar en heridas graves en caso de accidente. El hábito de viajar con los pies en el salpicadero o apoyados en la guantera es más riesgoso de lo que parece a simple vista.
El peligro del «efecto submarino»
La razón detrás de este peligro radica en lo que los expertos llaman el «efecto submarino». Si el conductor tiene que frenar bruscamente, el copiloto cuyos pies están en el salpicadero podría deslizarse por debajo del cinturón de seguridad. En situaciones de choque frontal, el despliegue del airbag podría empujar las rodillas del pasajero hacia el cuerpo, causando lesiones graves. Incluso la posibilidad de romperse la nariz con la propia pierna no es descartable en estos casos.
Un experimento realizado por el laboratorio Road and Maritime Services Crashlab del Gobierno de Nueva Gales del Sur en Australia arrojó resultados alarmantes. Al chocar un vehículo a 70 km/h contra una pared con un maniquí cuyos pies estaban en el salpicadero, el maniquí se deslizó del asiento debido al impacto.
En el canal de Youtube de David Hopper se puede ver un claro ejemplo de un accidente así.
Los daños más severos en estos casos suelen ser causados por el cinturón de seguridad, ya que actúa sobre un cuerpo colocado de manera antinatural. El cirujano vascular John Crazier, que participó en la investigación, enumeró posibles lesiones como intestinos rotos, aortas desgarradas e incluso fracturas de columna vertebral. Estas lesiones podrían resultar en parálisis o incluso la muerte del ocupante del vehículo.
El peligro se multiplica en el momento del impacto, ya que el cuerpo se pliega y el cinturón de seguridad pierde su eficacia. Si se activa el airbag, las consecuencias pueden ser aún más graves. Datos revelan que en un solo año, más de 400 pasajeros sufrieron lesiones relacionadas con la práctica de viajar con los pies en el salpicadero, según estadísticas proporcionadas por el Gobierno de Nueva Gales del Sur.
Un caso real impactante
Un ejemplo impactante es el caso de Audra Tatum, una víctima que sufrió en carne propia las consecuencias de esta postura. Viajando con los pies en el salpicadero a una velocidad de 72 km/h, su coche chocó contra otro vehículo. El impacto resultó en cuatro fracturas en su fémur y la rotura de su tobillo. La rapidez y fuerza con la que se despliega un airbag, que puede salvar vidas en otras circunstancias, también le causó una fractura nasal.
Responsabilidad del conductor y sanciones
La responsabilidad última recae en el conductor, quien está legalmente obligado a garantizar la seguridad propia, la de los ocupantes del vehículo y la de otros usuarios de la carretera. La Dirección General de Tráfico (DGT) vigila esta peligrosa postura y los agentes de tráfico están autorizados a sancionar a aquellos que la practican con multas de hasta 100 euros. Es esencial mantener una posición segura y velar por la seguridad de todos los ocupantes del vehículo, evitando así consecuencias potencialmente devastadoras.